Eras como una lluvia
de esas que mojan hasta adentro.
De esas que agotan,
que mojan hasta el cansancio.
Y ni siquiera una lluvia de primavera.
Una lluvia de marzo,
con vientos fuertes y bravos.
Disculpá si me ves moverme demasiado,
si me notás inquieto
o incómodo.
Es que todavia tengo
las zapatillas mojadas.