27.7.12

Tormenta

Era un edificio,
el único de la cuadra,
y tenía siete pisos
y un pequeño hall de entrada.

Igual de pequeño era el hombre,
el único que lo habitaba,
silbando por los pasillos,
conversando con las plantas.

Y cuando vino el viento
no dejó ni los cimientos.
Y hasta al hombre se llevó.

17.7.12

Rx4

Lo lindo está en las simples cosas.
Como un beso.
Como una mirada.
Como una grabación a la una y cuarto de la madrugada de un martes.

13.7.12

Morfeo no es más que otro desempleado

Podría dormir.
Dormir hasta que mis ojos vuelvan a sus cuencas
y se apague el ardor.

Quisiera.
Por favor.
Sí. Por favor.

15.6.12

La cuestión

Camino siempre cuesta arriba, y me doy cuenta de cuánto me cuesta decirlo.
Lo que no cuento termina ocupando más de la cuenta, y lo llevo a cuestas a donde vaya sin cuestionarlo demasiado.

De todos modos, cuento con gente a quien le cuento mis cuestiones personales y me escuchan cuando sea.
A fin de cuentas, eso es lo único que cuenta. Aunque uno no se de cuenta.

9.6.12

Pulsión tanática

Todo está bien.
Todo está bien.
Todo está bien.
Todo está bien.

4.6.12

Varela - Varelita

Caminamos por Scalabrini Ortíz y entramos en la esquina de Paraguay.
Entramos a un lugar en donde no existía el tiempo. Donde la gente no era gente, sino amigos.
Donde las cosas danzaban por la mano coreógrafa de Javier.
Donde había sabor a barrio y calor de hogar.

3.6.12

Algo así

-Cómo te sentís?
-Así.
-Así cómo?
-... Así.

2.6.12

Catársis I

Es tan difícil verte.
Es tan simple lo que hay detrás.
Es tan complejo lo que teje tu mente.
Es tan etéreo lo que se pueda decir.
Es tan necesario lo que se pueda decir.
Es tan etéreo lo que teje tu mente.

            Es tan necesario verte.

30.5.12

Bólido rojo

Arremete contra el viento
el Bólido rojo del Norte.
Sus pies metálicos, incansables, caminan las venas calientes
de la fría tierra que habita.

Todas estas caras.
Todas estas gentes.
Todas estas vidas que en un instante
se pierden.

Sus visiones grises se adivinan transparentes.
Invisibles.
Pero presentes.

Arremete contra el viento y se siente volar.
Se siente halcón.
Señor del Cielo.
Hijo del Tiempo.

Muerto en vida,
sigue con su juego de vaivén
el Bólido rojo del Norte.

23.4.12

Sol de noche

Mis rodillas tronaron, como siempre.
Te hace reír cómo mi cuerpo se va desarmando.
Mi cuerpo se va desarmando
cuando te oye reír.
Apagaste la luz y adiviné tus ojos en la oscuridad.
Mis ojos se hundieron por completo
y así pude verte.
Sin necesitar mas abrigo que un beso,
acomodé mi sueño en tu pecho
mientras brillaba mi sol de noche.

6.4.12

Could eat me alive

-Che, Nicho...
-¿Qué pasa?
-... Sos un pelotudo.
-Gracias, Nicho. Sos un copado, vos...

4.4.12

Omnipresente, omnipasado

¿Que pasa cuando uno no está?
No hablo del más allá, o de la temida -por desconocida- post-muerte.
Hic et nunc. Aquí y ahora. Allí, y ahora que yo estoy aquí.
¿Que pasa cuando uno no está para ver lo que pasa?
¿Pasa?
La duda es desconfianza. Del otro. De uno mismo.
¿Que pasa cuando uno no está?
¿Que pasó cuando no estuve?
Confiemos.


I might be paranoid, but not an android.

21.3.12

Le petit renard

Como un zorro.
Como una rosa.
Cuatro insignificantes espinas contra el mundo, y aún así, con la fuerza para someter a un príncipe.
Cuesta tan poco ser domesticado. Sólo hay que apegarse a los ritos.

¿Se puede morir por una rosa?
Por supuesto que sí. Puesto que ella es mi rosa.
¿Se puede llorar por un zorro?
Por supuesto que sí. Ahora es único en el mundo.

A veces domesticamos.
Y a veces se nos domestica.
¡En la Tierra se ven toda clase de cosas...!

20.3.12

"...ni siquiera hacía falta cerrar los ojos."

La almohada y un colchón cómodo ya no alcanzan.
Estaban bien hasta hace un tiempo. Pero ahora hace falta algo más.

Ahora dormir tiene toda una nueva dimensión. Gracias.


(El título es un guiño a un post de uno de mis blogs favoritos.)

5.3.12

Retornos

Llegué a casa, y volví como mi mochila.
Estoy más lleno que cuando me fui.

28.2.12

Pronóstico

Eran las 3 de la mañana y Franco no podía dormir. "Ya no es como cuando era pibe", pensó, refiriéndose a las épocas en que el sonido de la lluvia en su ventana ejercía de somnífero. Se levantó y puso la pava para hacerse unos mates.
Llovía de a ratos, de a ratos paraba. Se le cruzó por la cabeza que fuera eso, lo ciclotímico de la lluvia, lo que no lo dejaba conciliar el sueño. Por desgracia, no fue lo único que se le cruzó por la cabeza: la mujer de los ojos color mediodía aparecía tan esporádica como la lluvia que limpiaba las calles.
"Camila", dijo en voz alta. Lo repitió algunas veces más, a modo de recordarla. O recordar olvidarla. El agua para el mate ya estaba lista, y Franco había olvidado preparar la yerba, así que corrió la pava del fuego y comenzó su ritual, agitando el mate boca abajo y formando el hueco para verter el agua, como hacía siempre, religiosamente.
Cebó un mate. Cebó dos. Tres. Camila. Ocho. Camila. "No hay más agua". Llenó la pava otra vez y la puso al fuego. Las agujas del reloj lo dividían verticalmente. "En una hora me tendría que estar levantando", se dijo. Terminando el último mate, soltó una risa muy tenue, como de resignación. Afuera empezaba a llover una vez más, pero ya iba a parar.

23.2.12

De cuando el Hombre ingenuo conoció por fin a su Creador

-¿Eso qué es?
-Un vinilo.- Le respondieron.- Se pone acá, mirá...
La música empezó a sonar cuando la púa se posó sobre el disco, y todas las cabezas de los presentes estallaron.

9.2.12

ReCuerdo

Hace un par de noches, mientras intentaba dormir, se me vino a la cabeza una canción que me cantaba mi abuela cuando yo era chico y me quedaba a dormir en su casa.
No se que tiene que ver con nada, pero la voy a transcribir porque, de última, éste es mi blog y yo acá hago lo que quiero.


María Santana,
por qué llora el niño?
Por una manzana
que se le ha perdido.

Vamos para casa,
yo te daré dos.
Una para el niño
y otra para vos.

Yo no quiero una,
ni tampoco dos.
Yo quiero la mía
que se me perdió.


Nunca dejes de buscar tu manzana. No importa que haya otras.

1.2.12

Razones

Viajo, porque la meta está en algún lado.
Sueño, porque no cuesta nada.
Canto, porque el Silencio aturde.
Escribo, porque callar es demasiado triste.
Callo, porque la Verdad duele.
Grito, porque la Verdad libera.
Avanzo, porque no hay vuelta atrás.
Subo, porque ya no hay un "abajo".
Río, porque la risa asusta a la Tristeza.
Lloro, porque las lágrimas lavan el Dolor.
Temo, porque el Miedo es un fuerte aliado.

30.1.12

Necesidad

Toda noche esconde
un Sol.
Todo poeta esconde
una ciencia.
Todo hombre esconde
un poeta.
Si no fuera así,
sería una bandada de pájaros
o un viento de verano.

18.1.12

Cuatro

Cada vez que hablaba, conquistaba a alguien. Era de esa gente que todo el mundo quiere conocer, porque es interesante. Las cosas que contaba. Cómo las contaba. Tenía un timing perfecto.

Tanto tardó Felipe en darse cuenta de su error, que cuando finalmente lo hizo, comunicarse con Graciela ya era imposible. "Si me hubiera dado cuenta cuando pasó, la hubiera llamado", se dijo. Pero ahora Graciela ya no tenía su celular encima. Un celular no sirve de mucho cuando habitás un ataud.

Libros, revistas, cuadernos, cartas, postales. Su escritorio estaba superpoblado. Las cosas se caían del acantilado de roble hacia el océano de parquet. Ya no podía estar así y se dispuso a ordenar. Para cuando terminó de ordenar, no sólo había cambiado dos veces de calendario, sino que se dió cuenta de que ese escritorio no era realmente el suyo. Esa casa no era realmente la suya. Y volvió a desordenarlo.

Nadie podría haberlo adivinado, pero pasó. Guillermina había quedado embarazada. El futuro padre se había ido del pueblo ni bien se enteró de la noticia. Pero Guillermina decidió tener al crío. Ante la pregunta de cómo se iba a llamar la criatura, su respuesta fue "Lautaro. Como papá.". Y el niño nació con los ojos negros como el petróleo y el corazón puro como el aire del campo.

15.1.12

Viaje

-¿Cuanto falta? -Preguntó Sofía.
-Un rato, quedate quieta. -Ordenó su madre.
Estaban sentadas en un asiento doble, de los que "viajan de espaldas", cerca de la puerta de ascenso al colectivo. Los asientos de mas adelante estaban todos ocupados por ancianas, por lo que la mamá de Sofía le cedió su asiento a una señora mayor que acababa de subir.
Sentada al lado de Sofía, la señora sacó de su cartera un espejito, y mirando a la nena le dijo, sonriente: -Este espejo es mágico, ¿sabés? Si vos te mirás en él, te muestra como vas a ser de grande.
Asombrada, Sofía tomó rápidamente el espejo y buscó su reflejo. Sus manos temblaron cuando la imagen que éste le devolvió fue la cara de la anciana que hasta hacía instantes había estado sentada a su lado, y que ahora la miraba desde la vereda, mientras el colectivo se alejaba.

6.1.12

El Hombre del Espacio (Payada Sci-Fi)

Cuentan algunos paisanos
que a este pueblo perdido,
que hace años no es oído
en las reuniones del gobierno,
arribó aquel invierno
un ser desconocido.

Era un Hombre del Espacio
y de un planeta distante.
Se detuvo algún instante
esperando bienvenidas
y hubo algo que enseguida
encontró desconcertante.

Con cartones se abrigaba
un adulto que era un chico,
mientras un anciano rico
miraba para otro lado,
y díjose el recién llegado
"es algo que no me explico".

A nadie le parecía
ni la mitad de importante
de lo que a este visitante
le parecía tal escena,
mas diose cuenta con pena,
al observar detenidamente,
que la mayoría de la gente
a esto no estaba ajena.

Ya sentía el forastero
una presión en el pecho.
Si todos conocían el hecho,
¿por qué nadie hacía nada?
"¿Cómo hay gente tan forrada
habiendo quien no tiene techo?".

A pesar de estar dispuesto,
no podía hacer nada.
Más que con una mirada
y un abrazo sincero
no contaba este extranjero,
y así abandonó la cruzada.

Y se fue como llegara,
aunque algo mas confundido,
y sin haber entendido
por qué hay chozas, si hay palacios,
aquel Hombre del Espacio
había desaparecido.

4.1.12

Déjà vu

Cuando abrió los ojos, David ya estaba odiando ese martes.
 Desayunó lo más rapido que pudo, porque ya casi no tenía tiempo. La ducha que tomó para despabilarse duró más de la cuenta esa mañana. Tomó las escaleras desde el 7mo piso donde vivía (no usaba el ascensor porque tenía miedo de cruzarse a Josefina, la inquilina del 5to C -"poseedora de una belleza estupidizante", según el mismo David- y perder toda capacidad de articular palabras coherentes, como le sucedía siempre que se la encontraba) y bajó tan apurado que llegó a la puerta casi sin aliento. -Ya está, hoy dejo de fumar- se dijo.
 Afuera, la calle era un concierto a destiempo. Motores, bocinas, un tango que salía de una ventana. Cada uno tenía un director distinto. Por suerte, David tenía su mp3 a mano y tapó la voz de la urbe con un disco de Rush saliendo por sus auriculares, como para arrancar bien la jornada.
 Mientras cruzaba Senillosa, la guitarra de Lifeson se imponía tan bien a los ruidos del mundo real que David nunca escuchó el 112 que se lo llevó por delante.
 Cuando abrió los ojos, David ya estaba odiando ese martes.